"La acción no debe ser una reacción sino una creación."

Mao ZeDong

jueves, 5 de mayo de 2011

Un poco de historia. Rienosa 1987


Reinosa, Campoo, Cantabria. Marzo-Abril de 1987.


8 de marzo:

Acaban de informar que Enrique Antolín, presidente de la empresa Forjas y Aceros, se larga para convertirse en el nuevo Consejero de Obras Públicas del Gobierno Vasco. Es increíble que estando la situación como está, esto sea cierto. El grado de indignación es considerable entre los vecinos, esto no pinta nada bien, he oído por ahí que algo habrá que hacer, esperemos que esto no acabe peor de lo imaginado.

11 de Marzo:

Acaba de llamar mi marido a casa. Me explica que las oportunidades para forzar alguna negociación se acaban, ya que mañana será el nombramiento de Antolín en Ajuria Enea. El ahora ex-presidente de la empresa se encuentra ahora mismo en la factoría recogiendo sus objetos personales y los empleados han decidido retenerlo allí hasta el día siguiente. No estoy segura si es buena idea, pero algo debía hacerse claro está.

Han pasado unas horas y empiezo a oír jaleo. Cientos de vecinos acuden para mostrar apoyo a mi marido y los demás, si pudiera yo también iría, pero debo quedarme a cuidar de mi hijo enfermo. Llegan las primeras unidades de la Guardia Civil, esto no me gusta.

Se hace de noche y la tensión va en aumento. He llamado a mi marido y lo único que me dice es que las conversaciones no prosperan para nada.


12 de marzo:

Son las 8 y media de la mañana. Estoy escuchando como suena la sirena de la factoría. Pero ¿qué pasa? La sirena solo suena si hay algún incendio o catástrofe… algo grave está pasando sin duda porque no deja de sonar, y además han cortado la línea del teléfono, estoy preocupada por mi marido y los demás.

Llaman al timbre, es mi hermana, ha venido a contarme cómo está la situación. Dice que unos treinta antidisturbios han asaltado el edificio para liberar a Antolín, y que mientras tanto tres centenares de guardias civiles han empezado a dispersar a los obreros que estaban concentrados en la entrada. Los trabajadores han empezado a defenderse con lo primero que pillaban. Por increíble que parezca ella ha podido escapar de las pelotas de goma y botes de humo, menudo susto tiene la pobre encima.

Los conflictos se dispersan por toda la ciudad, da miedo asomarse a la ventana. Mi hermana me ha contado que a un vecino se lo han llevado en ambulancia, dice que por lo que ha podido ver, es probable que haya perdido un ojo por el impacto de una pelota de goma. Esto empieza a convertirse en un caos.

El enfrentamiento ha llegado hasta el parque Cupido, donde jóvenes y efectivos de la guardia civil se enfrentan en una batalla campal a la que no paran de llegar más y más vecinos. Es como si nuestro pueblo estuviera siendo invadido, parece la guerra. Intento buscar a mi marido, pero es imposible entre tantísima gente. Empiezo a temer por su vida.


13 de marzo:

Mi marido llegó anoche lleno de magulladuras. Está cabreado y dolido por lo sucedido, pero más aún por cómo se está pintando al pueblo de Reinosa tras los incidentes. Antolín ha jurado con toda normalidad su cargo hoy en Vitoria y mientras eso ocurría DIARIO 16 ha publicado esta mañana que “ni es democrático que se permita a la masa desenfrenada desmadrarse sin control alguno, ni se defiende la democracia actuando con tibiezas en el mantenimiento de la ley”. Por su parte ABC, además de hablar de “ofensa al honor de la guardia civil y su prestigio” señala que “si se admite el delito contra los empresarios, y la sublevación contra los policías, la más antidemocrática, anticonstitucional inseguridad cubrirá con su temible sombra a todos los ciudadanos”.

Era de esperar que no se dijera nada del trato abusivo llevado a cabo por la guardia civil, ni de las palizas, ni del fuego real que se llegó a utilizar. Ni siquiera se ha cuestionado la política anti-obrera que se está llevando a cabo en los últimos años, ni de la estrategia de destrucción de puestos de empleo que está amenazando con dejar ciudades enteras como Reinosa en la miseria. Ahora nos tomarán por terroristas, lo que faltaba.



15 de marzo:

La ciudad entera se empieza a movilizar. Están previstas varias concentraciones y manifestaciones para estos próximos días, aunque el Delegado del Gobierno de Cantabria se niegue a autorizarlas. Mi hermana y algunos otros vecinos se están encargando de organizar charlas informativas en diversas ciudades para explicar al resto de la sociedad lo que realmente está ocurriendo en Reinosa. La huelga general en toda la comarca no tardará en convocarse, estoy segura.

Mirar por la ventana se ha vuelto angustioso. Trajes con galones que se pasean por las calles acompañados de carros paramilitares y decenas de tanquetas. Ni que estuviéramos en el Chile de Pinochet. Es asombroso.

* * *

16 de abril:

Ya ha pasado un mes y todo sigue igual. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así? Esto empieza a ser insoportable. Los niños apenas salen a la calle por miedo. Las caras de los ancianos denotan un grado tal de tristeza que produce una terrible angustia a quien los mira. Los trabajadores están agotados, pero saben que lo único que les queda es seguir luchando.

Acaba de llegar mi marido a casa. Dice que para esta tarde se ha convocado una nueva concentración en el parque Cupido, igualmente ilegalizada como todas las anteriores, por lo que se espera una nueva carga por parte de la Guardia Civil.

Por la tarde me despido de él y me asomo por la ventana, para no perder detalle. Estoy nerviosa, algo me dice que lo de hoy no irá bien. La gran mayoría se encuentra en el parque, y de pronto veo cómo unos dos centenares de guardias civiles empiezan a cargar contra todas las personas allí presentes. Es peor que otros días. Los golpes a los vecinos que empiezan a correr atemorizados, los persiguen hasta sus casas, bares o tiendas. Derriban puertas y empiezan a romper cristales. Intento buscar a mi marido pero vuelve a ser imposible. Rezo para que vuelva a casa, o de lo contrario, al menos encuentre cobijo. Lanzan botes de humo a sitios cerrados para hacer salir de allí a los vecinos, que una vez en la calle vuelven a estar indefensos.

Escucho y veo por una rendija, a dos helicópteros sobrevolar la ciudad. Acabo de ver disparar pelotas de goma a una voluntaria de la cruz roja desde una distancia aterradora. Esto es, definitivamente, la guerra.

Mi hermana llega a casa agitada. Al menos está a salvo. ¿Dónde estará mi marido?



Links de interés:
Wikipedia
Foru Cantabria



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